Un abultamiento indisciplinado, jocoso, eufórico y sonoro de
palabras que pujan, comprimen y abrevian mi pretendida libertad.
Una añeja conspiración que ejerce una infranqueable presión
desde afuera.
Una espontánea y conveniente asociación terminológica que
germina perforando los poros de este manto que cobija mis horas
más desesperadas. Una marea que sube y arrastra, una caballería
que flanquea mis accesos al orden exterior.
Soy un cable que cruza palabras.
sábado, 7 de febrero de 2009
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